Cecilia
Hernández González
Universidad
Abierta y a Distancia de México
UNADM
Eje 4/Actividad
1
17
de Noviembre de 2015
El cerebro adicto
Introducción
El artículo de la revista ¿Cómo ves? “El Cerebro Adicto”,
habla acerca de del comportamiento del cerebro humano cuando el individuo se
expone a alguna sustancia química o “natural” que aumenta o disminuye los
niveles de dopamina, conocida como droga. Esto tiene repercusiones no solo en
la estructura bioquímica del cerebro sino también en el medio ambiente en el
que el individuo de desarrolla. El artículo nos resuelve ciertas dudas o mitos
que se han creado sobre este tema, como lo es el hecho de que las adicciones
son una enfermedad crónica, más no un problema moral y de falta de voluntad y
al igual que la diabetes o el cáncer, esta enfermedad también tiene tratamiento
que siendo eficaz y constante puede mejorar e incrementar la calidad de vida
del paciente.
Desarrollo
Hasta hace unas décadas la drogadicción se consideraba un
problema moral y de falta de voluntad. Hoy se reconoce como una enfermedad y se
sabe cómo tratarla.
Todos conocemos algún caso de adicción, el objeto de esta
puede variar pero la respuesta conductual es similar ya que toda las adicciones
provocan la misma reacción química en el cerebro. Este descubrimiento ha
alterado la forma de tratar y prevenir las adicciones. Hoy estas se definen como una enfermedad crónica. Al
igual que otras enfermedades, esta se puede tratar y aunque no se consiga cura
definitiva el tratamiento incrementa la calidad y la duración de vida.
Nueva perspectiva.
Cuando la ciencia comenzó en 1930 a estudiar la conducta
adictiva, se pensaba que las personas adictas tenían una moral deficiente y que
carecían de fuerza de voluntad, por tanto en la sociedad se le consideraba un
problema moral y no de salud y así, en vez de diseñar medidas terapéuticas y preventivas,
se optaba por el castigo y se etiquetaba negativamente a los adictos.
En la última década del siglo pasado, a raíz de avances y
descubrimientos, se ha ido transformando nuestra comprensión de las adicciones
y la imagen del adicto.
La revista ¿Cómo ves?, entrevisto a la doctora María
Elena Mora Icaza, directora del INPRF (Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón
de la Fuente), ella narra como surgió este cambio de visión:
“La
investigadora Nora Volkow, directora del NIDA (Instituto Nacional sobre el
Abuso de Drogas en los Estados Unidos, National Institude Drug Abuse) observó
en imágenes cerebrales, la influencia de las drogas sobre diversas zonas del
cerebro y encontró la causa física de la dependencia de sustancias, además de
encontrar un indicio importante de que las adicciones tenían todas las características
de ser enfermedad”.
La adicción se considera enfermedad por que modifica la
estructura química y funcionamiento del cerebro.
“La adicción es una enfermedad que progresa por etapas”, puntualiza
el doctor Rubén Baler, científico de la Oficina de Políticas Científicas del
NIDA, explica que en la primera etapa las personas utilizan la sustancia para
alcanzar la euforia que brinda, pero este consumo crónico se convierte en
enfermedad. El cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros
signos de dependencia. He aquí algunos signos que sugieren adicción:
·
Consumo regular
·
Imposibilidad para dejarla
·
Gastar más en droga de lo que se tiene
·
Extralimitarse para conseguirla (robar)
·
Sentir que se nesecita la droga para funcionar
cotidianamente
Cuando se abusa de la droga se alteran algunas zonas del
cerebro como:
- · Tallo cerebral: control del ritmo cardiaco,
la respiración y el sueño.
- ·
Corteza cerebral: procesa la información sensorial,
nos permite pensar, planear, resolver problemas y
tomar decisiones.
- ·
Sistema límbico: aquí se aloja el llamado circuito
de recompensa del cerebro el cual motiva al individuo a repetir conductas
necesarias para la supervivencia y la reproducción.
Al ingresar al cerebro, las drogas, obstaculizan su sistema
de comunicación e interfieren en el proceso de intercambio de información neuronal.
Las neuronas se comunican por sustancias químicas llamadas
neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas, una neurona lo libera y este
se adhiere a un receptor (proteína) en otra neurona. Neurotransmisor y receptor
embonan como una llave en una cerradura.
La estructura química de drogas como la mariguana y la heroína
es muy similar a un neurotransmisor natural y las neuronas las aceptan.
Drogas como las metanfetaminas y la cocaína, hacen que se
produzca una cantidad excesiva de neurotransmisores impidiendo la comunicación neuronal
adecuada.
La mayoría de las drogas interfieren con la actividad de
un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las
sensaciones de placer.
La Dra. Medina Mora señala:
“El
cerebro está condicionado a repetir conductas de supervivencia y las drogas actúan
produciendo una activación mucho mayor de la que ocurre en situaciones naturales
de recompensa, el cerebro pierde la capacidad
de sentir placer por las recompensas naturales pues se acostumbra rápidamente
a las dosis masivas”
La droga produce cantidades masivas de dopamina o la
inhibe, así cuando falta la droga en el cerebro ya no cuenta con cantidades
suficientes de dopamina y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente
placenteras lo que conduce a la apatía y la depresión.
Añade Rubén Baler:
“Cuando
el cerebro se adapta a los altos niveles de dopamina, el individuo tiene que
usar más droga para obtener el efecto deseado”
Por lo tanto se desarrolla tolerancia a la droga. El individuo
que ha llegado a esta etapa manifiesta el síndrome de abstinencia con los
siguientes síntomas:
- ·
Ansiedad
- ·
Irritabilidad
- ·
Náuseas
- ·
Insomnio
- ·
Hiperhidrosis (sudoración excesiva)
- ·
Temblores
- ·
Psicosis
- ·
Puede llevar a la muerte
Las drogas pueden generar cambios muy profundos en las
neuronas y en los circuitos cerebrales con efectos graves, pueden ocasionar
daños en la función cognitiva. También ciertos factores ambientales se empiezan
asociar con la droga y provocan un deseo incontrolable de consumirla, es un
condicionamiento tan fuerte que puede resurgir después de años de abstinencia.
El consumo crónico de drogas deteriora el autocontrol y
la capacidad de tomar decisiones adecuadas, según Baler, esas adaptaciones del
cerebro a la sustancia llevan al ansia incontrolable de utilizarlas aunque el individuo
sepa que tienen consecuencias catastróficas.
Biología y ambiente.
Como todo lo que
influye en nuestra salud física y mental, la propensión a las adicciones
proviene de varios factores biológicos y ambientales, los biológicos en un 40 o
60%, los demás son ambientales.
Tenemos miles de genes, el que manifieste el
comportamiento adictivo depende de lo genético y lo ambiental.
Principales factores de riesgo:
·
Conducta agresiva temprana.
·
Habilidades sociales deficientes.
·
Ausencia de supervisión paterna.
·
Compañeros/amigos que abusan de sustancias.
·
Disponibilidad de la droga.
·
Pobreza
Factores de protección:
·
Autocontrol.
·
Protección.
·
Relaciones positivas.
·
Supervisión y apoyo paterno.
·
Información.
·
Políticas contra el uso y abuso de drogas.
·
Cohesión comunitaria.
Hay sustancias muy adictivas por si mismas como la heroína.
Desde que se usa por primera vez modifica estructuralmente el cerebro; otras
como l alcohol o el tabaco y la benzodiacepina, producen dependencia muy rápido
en personas propensas.
Para que se desarrolle una adicción importa igual lo
adictiva que sea la droga, su disponibilidad y lo aceptable que lo considere la
sociedad. El tabaco y el alcohol son drogas fáciles de adquirir y aceptadas por
la sociedad, entre el 10 y el 15% de las personas desarrollan dependencia muy rápido.
La adolescencia factor de
riesgo.
“Toda la parte del cerebro que es responsable del juicio,
raciocinio y control de la conducta se desarrolla hasta los veintitantos años”,
explica la doctora Medina Mora.
Como los adolescentes suelen tomar sus decisiones a
partir de sus emociones es más probable que abusen de sustancias.
Los daños que causa la mariguana en el cerebro pueden ser
reversibles en las personas que consumen en la edad adulta pero no hay
evidencia de que lo sean en la adolescencia. El punto de corte de abuso y uso
de sustancias es los 17 años, en caso de la mariguana el riesgo esta aumentado
hasta los 26 años. Esto significa que los adolescentes no deben fumar, beber,
ni usar drogas.
En cuanto a los usos medicinales de la mariguana, la
doctora Medina Mora comenta:
“Todo
este asunto de la mariguana medicinal realmente confunde a los jóvenes”
Si bien pudieron exagerar los daños que provoca esto no
significa que sea inocua (que no haga daño moral o físico).
“También
es un error pensar que por ser un producto natural, no hace daño. La heroína y
el opio también provienen de productos naturales y provocan una dependencia
terrible”
En ambos casos, manejados correctamente cumplen su función,
pero si se hace incorrectamente, pueden ser peligrosos.
Adicción sin sustancia.
Un estudio
realizado por investigadores del Scripps Research Institude de California, en
estudios animales en 2010, sugiere que los mismos mecanismos cerebrales que
participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión por comer y
por consecuente el de la obesidad (también podría aplicar el sexo o los juegos
de azar).
Problemas mentales y de
vulnerabilidad.
Otro grupo de riesgo está formado por las personas que
padecen un trastorno mental como bipolaridad y esquizofrenia. Aproximadamente
el 60% de las personas con problemas de abuso de sustancias también tienen una
enfermedad psiquiátrica.
Es importante identificar lo más pronto posible a la
gente que padece enfermedades psiquiátricas, en general, que es más vulnerable
a caer en las adicciones.
Consecuencias familiares y
conductuales.
Todas las adicciones pueden tener graves consecuencias
para la salud y las relaciones humanas y, por tanto, para el bienestar
familiar, personal y social.
Este trastorno afecta varios circuitos cerebrales no solo
el de recompensa, sino también el relacionado con el aprendizaje, la memoria,
el control de emociones, la toma de decisiones, todos ellos interactúan entre
si y muestran una disfunción en el adicto.
Así mismo dependiendo de la sustancia y el tiempo que se
haya consumido, los trastornos mentales son irreversibles.
Siendo adicto también se corre el riesgo de sufrir o infligir
daño no intencional a otras personas o de incurrir en actos de violencia o
delitos por influencia de drogas o de la abstinencia de estas.
La doctora Medina Mora, señala que las drogas también son
un problema social, por esta razón se buscan enfoques de tratamiento que
permitan a las personas adictas abandonar la sustancia, pero al mismo tiempo
que se modifiquen las causas que provocan y agravan su adicción desde el
aspecto bioquímico y conductual.
Algunos pueden recibir tratamiento con fármacos otros requerirán
terapias cognitivo-conductuales o intervenciones motivacionales entre otras
terapias de eficacia probada en adictos.
En definitiva se requiere una terapia multidimensional
que procure nuevamente entrenar un cerebro que aprendió algo totalmente
anormal, pues la adicción es última instancia, es una enfermedad de aprendizaje.
Una recaída no es el fracaso del tratamiento, sino parte
de él, se tiene que disminuir el consumo total de la droga y las recaídas para
que el tratamiento sea efectivo.
El mejor enfoque, la prevención.
Para no llegar a tratamiento, Rubén Baler propone la prevención
universal:
“Evitar
todo lo que es dañino y tratar de promover y enaltecer lo que sabemos que es
positivo, deben evitarse actividades desafiantes o de franca delincuencia, todo
lo que promueve un ambiente saludable por fuerza va a reducir el riesgo
absoluto de uso y abuso de sustancias”.
La
doctora Medina Mora, agrega:
“Tenemos
que trabajar para que se deje de vender alcohol a adolescentes, hay que frenar
la disponibilidad de inhalantes y cigarros sueltos”
Conclusión.
Al documentar tanto la investigación que ha realizado la
doctora Nora Volkow como la que ha financiado el INPRF, se han encontrado todos
los elementos que definen la adicción como una enfermedad tratable. Ahora la política
pública debe reunir esta evidencia científica, compartirla con la población y
convertirla en convicción social.
El gobierno debería de invertir en infraestructura de educación
y salud para poder tener un mejor alcance en la población en cuanto a información
y empezar a volvernos completamente a esta la llamada época del conocimiento y
la información y que con ello se eliminen los tabúes que se caracterizan del
mexicano en cuanto a temas de salud, educación, información, relaciones
intrapersonales y sociales.
¿Por qué he elegido este tema?
Las neurociencias siempre me has parecido temas
fascinantes y nunca había profundizado en temas como las adicciones, el hecho
de saber cómo se comunican las neuronas
y como es que las drogas alteran ese proceso, además de alterar los procesos básicos
de supervivencia como comer y dormir, me parece muy interesante. El cuerpo
humano como maquina perfecta puede adaptarse a cualquier situación que le
pongas enfrente aunque esta sea de repercusión mortal, el cuerpo es capaz de
adaptarse lo mayor posible a estas nuevas condiciones con tal de no morir, pero
obviamente el sistema se atrofia porque, como menciona el artículo, el cerebro
aprende conductas que no son naturales y esto le conduce a la muerte. Me parece
también de suma importancia el hecho de que el articulo mencione que la adicción
es una enfermedad crónica y no falta de voluntad o de moral del adicto, ya que
esto cambia por completo la visión y el tratamiento de las adicciones en
cualquier ámbito.
¿Desde dónde empecé a
escribir?
Primero leí el texto, una lectura exploratoria, después hice
un resumen de las ideas principales el cual está plasmado en el desarrollo de
mi trabajo, investigue los términos que no comprendía y algunos que no
recordaba, no investigue la fuente de la revista porque la avala el prestigio
de la misma, busque imágenes de los procesos bioquímicos en el cerebro para
entender un poco mejor el proceso de comunicación neuronal y la interferencia
de las sustancias y con esto pude
realizar una introducción y conclusión coherente para saber que voy a hablar y
de que he hablado.